Tanto los propietarios de un inmueble como los inquilinos que habitan el mismo pueden solicitar la finalización del contrato si consideran que la parte contraria esta incumpliendo sus obligaciones. En el caso del propietario, puede dar por finalizado el contrato de alquiler si el inquilino incurre en alguno de los siguientes supuestos:
- Subarrendar o ceder una parte o la totalidad del inmueble sin el consentimiento expreso del propietario.
- Realizar en la vivienda actividades peligrosas, insalubres o nocivas que puedan poner en peligro al resto de propietarios del edificio, o estén incumpliendo directamente lo marcado por la ley.
- Realizar desperfectos de manera intencionada dentro de la vivienda, así como efectuar remodelaciones y obras sin el conocimiento del dueño.
- No realizar el pago de alguna de las cantidades pactadas en el contrato de arrendamiento, como mensualidades o fianzas.
- El no cumplimiento de las normas establecidas en el contrato de arrendamiento que se han establecido por el propietario expresamente y han sido aceptadas por el inquilino.