Muchos seguro que piensan que hasta el momento en que explotó la burbuja inmobiliaria vender un piso era muy sencillo y un gran negocio, a pesar de que muchos de los vendedores lo hicieran para comprar un nuevo inmueble a un precio igualmente inflado. Pero es que además, vender un piso cuesta y costaba tiempo (por lo general más de medio año) y molestias (numerosas visitas de posibles compradores).
Además, muchos de estos vendedores necesitaron de la participación de una agencia inmobiliaria para conseguir vender finalmente su piso, con el consiguiente coste que esto conlleva.